La profesión irrelevante

Un vistazo a profundidad del rol más comúnmente olvidado de la industria cinematográfica

por Marionsky

11/1/20245 min read

Dentro de la industria cinematográfica existen un sinfín de profesiones y todo tipo de roles; los artísticos, los técnicos, los importantes, los medio importantes y los pseudo importantes. En un sentido general todos los puestos son necesarios, casi fundamentales, puesto que cada uno de ellos está ahí para cumplir una función que añada al esfuerzo conjunto de hacer realidad la película. Sin embargo, existe un rol que no tiene absolutamente nada que ver con la realización inmediata del trabajo y, a pesar de ello, se encuentra ahí, deambulando por el set entre departamentos y situándose directamente en medio de la acción. Es esa posición desconocida por muchos y olvidada por todos, esa en la que no piensas hasta el final cuando ya pasaste por todos los puestos y no se te ocurren más, esa que siempre estuvo, pero que jamás fue reconocida. Te presento la profesión irrelevante: el fotógrafo del detrás de cámaras.

Cuando Catarsis Producciones, la compañía universitaria que representa a la Universidad Anáhuac Querétaro, se acercó a mí para desempeñar este rol en su próximo cortometraje de ficción, “Último Asalto”, mi respuesta fue determinante: –No puedo y, aunque pudiera, no lo haría – contesté y me olvidé del proyecto, este seguiría su curso conmigo o sin mí, y así lo hizo. El cortometraje comenzó su fase de producción, mientras yo desarrollaba un proyecto documental con una escuela de ballet al norte de los Estados Unidos en el estado de Maine, y concluyó mientras yo seguía trabajando en el extranjero. Sin embargo, para suerte de nadie, la productora universitaria pasó por un momento difícil que suscitó una inevitable segunda ronda de grabación para solventar la tragedia. De nueva cuenta, el equipo detrás de la producción del cortometraje de boxeo se comunicó conmigo y me hizo la misma solicitud. Mi respuesta fue de nueva cuenta determinante: –¿Qué día comenzamos? –

¿Qué había cambiado en mí para que quisiera considerar este rol que antes había rechazado y que, más veces que otras, es digno de indiferencia?

Es triste, pero este rol por más interesante que parezca, es comúnmente al que más indiferencia se le tiene. Es cierto que puede llegar a generar un enorme interés a posteriori, cuando se revelan todas las fotografías del detrás de cámaras, en el caso de las grandes producciones, por el contrario, si hablamos de las pequeñas o independientes, esa euforia es nula porque no existe tal trabajo. Sí, pocas veces se realiza una labor de detrás de cámaras y, aunque triste, es verdad que para muchas producciones basta con el material fotográfico y audiovisual que “levanta” el crew con sus celulares durante el proyecto.

Sencillo. Me hacía ilusión (siempre lo había hecho y antes no pude admitirlo) y ello era más fuerte que lo que cotidianamente se pensara de este rol. Tenía muchas ganas de hacerlo y, a diferencia de la primera ocasión, ahora no había nada que me lo impidiera.

“Último Asalto” representaba la oportunidad perfecta para entrar al ring donde fotógrafos que admiro profundamente se paran para capturar un lado más del arte cinematográfico. El mayor exponente y mi mayor inspiración en este campo es el más grande de todos, para mí y para muchos: Greg Williams. Un verdadero genio de la fotografía de retrato, puesto que captura de manera magistral los momentos más auténticos de actores, actrices, modelos, realizadores y cineastas. Su trabajo está lleno de emociones que parecen ser reales, no ensayadas, no plásticas, humanas. No hay nada más impresionante que ver el lado oculto de las celebridades y mirarlas por quienes son más allá de su fachada artística. Para mí, él ha convertido su trabajo en algo mucho más grande que fotografiar el detrás de cámaras de las películas, Greg Williams captura el detrás de cámaras de la vida, captura la esencia humana en su punto más álgido.

Greg Williams. Imagen recuperada del sitio oficial de 007 (https://www.007.com/the-man-who-shot-007/)

No hay nadie que pueda representar con mayor exactitud aquello que me dispuse a hacer con este trabajo. Así que, con toda mi experiencia en fotografía de retrato, en conciertos, bodas, tras bambalinas y en shows de baile me dispuse a la tarea de capturar tanto los momentos más interesantes del cortometraje como aquellos que normalmente pasan desapercibidos y que muestran el otro lado de las cosas: el lado más humano.

Hacer la fotografía fija de “Último Asalto”, fue una experiencia que representó un alto contraste con lo que estaba acostumbrado a hacer en el set. En esta ocasión no dirigía a nadie, no planeaba esquemas de iluminación y tampoco me importaba si el actor entregaba bien sus líneas. Sino que, por el contrario, era como una sombra. Me movía entre la gente tratando de no ponerme en sus caminos, disimulando mis intenciones con mi andar y disfrazando mi cámara para únicamente revelarla en los momentos indicados. Capturando con intención absoluta solo aquello que se ajustara a mi visión. No abusando de las permisiones que ofrece el formato digital y “disparando” con la mentalidad de un fotógrafo análogo que toma tantas fotos como un rollo le permite y tan rápido como pueda recargar.

¿El resultado? Fotografías que, en mi opinión, inmortalizan los momentos más impresionantes, pero sobre todo, sinceros del cortometraje.

No fue hasta después de esta experiencia que me percaté de primera mano de la enorme importancia que tiene el rol del fotógrafo del detrás de cámaras. No solo permite observar un fragmento de la realidad que se vivió durante la realización cinematográfica, sino que también logra capturar aquello que comúnmente se pasaría por alto: la verdadera esencia humana, de sus interacciones y de su devenir.

Irónicamente ese rol desconocido, olvidado e irrelevante es aquel que primero se mira cuando se quiere recordar. Es el que permanece cuando todo se ha perdido. El primero que alcanza una cierta trascendencia. Igual, pero inversamente irónico, es que el fotógrafo inmortaliza todo aquello que captura, pero nadie lo inmortaliza a él, si bien algo suyo se inmortaliza, es su trabajo.

Podremos olvidar nombres, pero imágenes nunca.

(Haz clic en la imagen para consultar la galería completa del detrás de cámaras)